domingo, 24 de junio de 2007

Dogma primero

Es sólo luego de entender que en ninguna fe hay plenitud verdadera que se pueden empezar a escoger algunas con la precisa serenidad. Puede uno volverse cura o incluso, en un arrebato de audacia, enamorarse. Y así se es feliz en las más arbitrarias y propias construcciones. Con el desengaño de lado logra uno irse a la mierda con la dignidad de un suicida notable.