jueves, 28 de febrero de 2008

La rutina

Hay un momento en que la angustia sobrepasa lo manejable, la soledad lo saludable y el aburrimiento lo resistible; entonces absolutamente me desembrollo:

Muévome libremente -soy otro animal-, las articulaciones adoptan sus verdaderas funciones; mi discurso se expande, se dobla con gracia y camina al ritmo de rampantes sentencias; mi astucia se sampa mordaz en las conversacioens ajenas. Francamente actúo como un idiota.

Yo suelo reirme entonces: se que estoy siendo, más que nunca, nadie más que yo mismo, Juan Sahumerio yo.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Polisemia

Air es sólo otra forma de nombrar las manadas apacibles de nubes anatómicas que nunca se van aunque las llamen, o los largos días de corvinas clase wolf, cuando un tío viejo y marinero buscaría la referencia al segundo de la hora del ocaso en una tabla regalada.

Air es largarse a las montañas y vomitar pero feliz entre la nieve, con la tierra encogida en las fosas y en los ojos.

Air es hincarse a los pies de algún guanaco, temer su salvajismo y evitar después a toda costa aquel pantano pútrido donde nocturnamente mueren los caballos.

jueves, 21 de febrero de 2008

La Dictadura del Campesinado

En China Julio Ramón Ribeyro tiene 18 años, Arguedas 35, y próximamente, como un haz de lodo (mis disculpas), nacerá mi padre.

sábado, 16 de febrero de 2008

Achilles only had an Achilles' heel. I have a full Achilles' body.

Quiero vivir solo para dejar la música a todo volúmen y las puertas todas abiertas mientras me ducho. Con todo lo demás puedo lidiar, hasta con el hedor de mi hermano.

Luego, donde me escape, sea en otro distrito o en otro continente, seguiré posteando igual, siempre al vacío que es el lector accidental.

Muchos saludos, Juan les desea un sábado apasionado.

Hay una fiesta en la calle. Los carnavales difícles de asir son, Yoda, en Lima Metropolitana.

Oh el soundtrack to this post es Radioactivity.



Atentamente, Juan Sahumerió.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Polaridad

Casi corriendo para alcanzar el pasadizo y algo absoluto como la pureza, todavía con esa mezcla “sweet n sour” (agridulce pero más jetset) que es en la nariz ese olor a pasta de dientes sublimado entre gases digestivos, emblema de un baño de oficina a las 3 y media de la tarde en lo más hermoso del verano, se me ocurrió una nueva clasificación dicotómica de las personas.

Como buenos y malos, optimistas o pesimistas… como sheeeeres y friks, hay otra más.

Existen (si por maravilla el piso 11 de esta locura de construcción no es poca muestra) dos tipos de personas en el mundo:

1. están los que llegan al baño a lavarse los dientes, ven el water ocupado y se los lavan igual, sumidos en el olorcito feliz, y

2. están los sensatos, nosotros, los que se quitan al toque.

domingo, 10 de febrero de 2008

Tengo mucho sueño

Mi mamá me enseñó muchas cosas. Hoy la que más valoro es el uso fluido y divertido de las lisuras. Luego yo he aprendido mucho más y no estoy seguro hoy cuanto de mí se lo debo a ella ni cuanto a mi papá, tampoco cuanto de mí es responsabilidad de otros en general, y quizás algo más interesante: cuanto de mí es responsabilidad de personas que nunca parecieron trascendentes.

Y lo más aterrador: cuánto de mí es creación mía.

Pero estoy a punto de divagar: lo mejor de mi mamá es que me enseñó algunas cosas tergiversadas, no digo que fueran invenciones suyas, pero no creo que haya sido lo más común para un niño de 4 años aprenderlas. Por ejemplo, no me enseñó "estás cagando fuera del water" ni "estás comiendo fuera del plato", mi mamá decía "estás cagando fuera del plato".

Tampoco me enseñó "ándate a freir monos", mi mamá me enseñó de frente "ándate a inflar burros por la parte más larga".

sábado, 2 de febrero de 2008

Radio, live transmission

Enteramente Juan Sahumerio yo, caminaba yo por el barrio entre las ráfagas de aire fresco o tibio, Facundo nunca más yo. Engullía un delicioso sublime galleta yo, cándidamente Juan Sahumerio yo, y degeneradamente también, fiel a mi alma un poco torcida que creo recién empezar a reconocer.

Entonces pasé frente a un edificio de 4 pisos que queda justo antes de la esquina para doblar a mi cuadra. El señor huachimán reposaba muy reposado en su silla plástica y parecía estar disfrutando de más o menos lo mismo que yo, salvo porque yo andaba descalzo y eso eleva toda la ecuación del placer al poder de 4 o a lo menos 3 y eso te proyecta temerariamente a las proximidades del orgasmo inmaculado.

Unos segundos después, impresionado me di cuenta de que el hermano huachimán se sienta bajo los intercomunicadores, esos que se usan para tocar y que a uno lo hagan pasar pero también para hablar de cuarto a cuarto, y que por estos se oía una conversación algo íntima entre dos personas, supongo una pareja, que me parece hablaban de esas cosas que a todo buen voyeurista entusiasman.

Le dije "Se escucha todo." Me miró con una cara de profunda nada y yo lo entendí feliz. Deduje que probablemente se escuchan las conversaciones de varios pisos y que él, desde su puesto, suele oirlas. Dudé, dije nada y seguí caminando.

Hoy pienso que si él obtiene así placer, como yo de esa tarde, mi sublime y el verano, o incluso más, no se si quiera quitárselo (es decir no se si quiera acusarlo).

Luego he pensado en otras cosas, en mi Alejandra traslúcida, en dos películas disímiles, en un poema bacán e incoherente que leí hace poco, y por otra parte les cuento que el sunset (no seas huachafo: la puesta de sol, el ocaso, cualquier cosa menos sunset) fue hoy una cosa buena con San Lorenzo, las nubes, y tantos colores entre el azul y el rojo.

Video desesperado:

Vape Mat

Desarrollé este verano el gusto sistemático por el asesinato cruel. Ay, me regodeo.

Abro mis ventanas a las 5 de la tarde y ventilo. Colmo mi cuarto (sí, tal cubo y mío) con aire templado de verano. Hay que aprovechar los pocos meses en que el abrir las ventanas no implica dejar entrar una nube. Pienso cojudeces y me pasa por la cabeza la frase "Sueño de una noche de verano". A veces en ingles: "Mid summer night's dream".

Como a las 10 las cierro, enciendo las luces y veo si pesqué algo: escruto las esquinas, veo tras los muebles. Normalmente tengo unos 3, los buenos días 4 o más.

Luego viene lo bueno (lo morboso): conecto el vape y me pongo, digamos, a leer. En esos momentos en que uno descansa tras una página intensa, o en cualquier momento, o tras un bostezo, echo una mirada. Pobres, ya no vuelan bien, los vez aturdidos planeando borrachos, cayéndose a veces. El martes uno se estrelló contra mi cara moribundo. Casi me trago al puto.

Holocausto de mosquitos.

Mi mamá cuenta que se viene el dengue, pero mi mamá también se equivoca.