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miércoles, 8 de abril de 2009

Las voluptuosas funciones del vientre




Son las 6 y 45 am y me siento en la silla frente a la computadora y le escribo a Rossana no es un mito, la mañana es el mejor momento para hacer caca. Después me disperso un poco, me siento extraviado en los sonidos de Art Decade, mi melodioso y mínimo amor. Pero ella me responde, azuzando mi mente claro que no, yo prefiero la noche: así puedo botar toda la mierda de día que pude tener. Me sorprendo, Rossana ha dado una respuesta bastante inteligente, pero rápidamente replico ¡Ah! Un defeque metafórico y lírico, en ese caso yo te gano… Mis sueños se componen de deseos tiernos e imposibles. Si fuera mejor hombre, tendría sueños pornográficos y conquistadores; en cambio sueño que abrazo, que trato de asir todo aquello que no puedo tener. Yo prefiero hacer caca en la mañana: así puedo botar toda la mierda que pude soñar.

jueves, 26 de marzo de 2009

Estómagos y corazones

Sí me gusta utilizar símbolos. Sí me entusiasman escasas ceremonias.

También me gusta oler un pecho suave de mujer. Me gustan las tetas pequeñas, apenas elevándose, y los pezones que parecen globos de carnavales sin inflar. Me gusta aquella zona en la base del cuello, la clavícula, me gusta el lento camino de la boca a través de ellas hasta las axilas humorosas. Me gusta besar esos pezones y acariciarlos levemente con los dedos, oscilan más fácilmente, y me gusta la mueca y los sonidos que pueda hacer una mujer cuando lo haces. Me gusta cómo te sonríe y entonces, cuando lo hace, me gusta besarla en la boca cerrada, presionando mis labios en los suyos.

Me gustaría postular a las tetas como cierta coraza, exoesqueleto del torso (con todas las implicancias, que en este caso no elaboraré) y al torso como la habitación de cierta esencia pulsante donde se localiza primero el dolor y todo lo otro que nos impulsa. Mi ritual sería entonces la forma estúpida y sumisa de aproximarme a ella. Además me gustaría elegir un órgano -un cuerpo gutural- que acogería esta esencia: la sensación de la noche y el deseo; todo lo irracional y avasallante que nos conduce a la locura práctica; la luna dentro, el viento inmóvil. Es muy difícil. En este caso es muy difícil.

No distingo estómagos y corazones.