
Uno es libre de colocarlo en cualquier lugar sobre esta línea. Normalmente, este lugar se nos enseña y es una tradición, según mis observaciones, claramente establecida y cambiante de familia en familia.
La diferencia reside en que de acuerdo al punto de colocación, la manera de tratarlo y la actitud ante él varían. Lo más común es colocarlo al medio, con indiferencia.
En un extremo, los torteros lo comen con cubiertos, casi estrictamente de postre y apenas lo tocan. Tienen un innecesario cuidado para no "mancharse".
Por el otro está mi familia. Siempre hay, su aparición no es una ceremonia y se come en pedazos enormes, con toda la mano y sin plato. Cada nuevo ejemplar es una batalla que ninguno sobrevive una hora.
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