"¿Qué opinas sobre lo que hizo? ¡Es un escándalo! ¡Qué conchuda!"
Mi día había estado muy bien hasta entonces y yo, la verdad, opinaba poco o nada. Por eso me quede callado. Cuando notó que no hablaría, procedió a responderse a si mismo.
"¡Me indigna! Completamente me indigna. ¡Qué triste sentido de la convención! Es como ser un semáforo y, al ser cuestionado sobre la excesiva cantidad de accidentes en la intersección donde uno trabaja, poner cara de cojudo y responder: es que conmigo el verde significa detenerse; el rojo, pasar… ¡Es todo un malentendido!"
domingo, 19 de agosto de 2007
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