domingo, 28 de septiembre de 2008

Ojos descollando sobre el inodoro

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Sucede que un viento cínico nos alcanza de golpe y colma nuestras fosas con aromas delirantes y canciones, quizás con el perfume de aquel lugar que hemos perdido o de otro que soñamos fervorosamente. Sucede que esta exuberante noticia acciona un ser estrepitoso que asciende por la garganta con la misma repulsión que un mortal trepa una escalera de bomberos. Es dado entonces que alguno pase aquella tarde alimentando vómito a las lisas, que en un pequeño muelle forme yo trinchera algunas horas, y que el chapuzón eventual de aquella ola más gorda me alcance, se sacuda y me recuerde satisfecho.

Aquel tiempo pasado en que intuyeron que solamente ahogado podría el hombre difundirse está muy lejos, pero yo todavía lo recuerdo como un estertor que habita, por ejemplo, próximo a la máquina de refrescos.

Anatomía

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Envolvió solamente el cuerpo (había quedado su alma cándida detrás del mostrador) y extendió su cara como una plastilina irracional, sangrienta, pálida y plástica en nuevas direcciones.


Rasgó su piel, metió un pulmón en una caja, comió el otro. Luego lo poseyó entero para trasladarlo fuera de la forma terrena gobernante; desnudo ya, desde la antecámara pobre y cósmica que era aquel vestíbulo al intersticio celeste de aquella noche luminosa sobre la espuma hedionda de las cloacas y el silencio próximo del acantilado.


Ocasionalmente insisto: fue un ángel que quiso algo de un hombre, y el hombre sediento muere o cede ante las grandes bellezas.

Inquisición

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Formamos una fila larguísima, desnudos uno junto a otro todos sobre catres idénticos, en una blanca galería cuyo fin no vislumbrábamos. Esperaba mi turno y repetidas ocasiones sugerí que todo podía ser un ensueño, un ensueño terrible, pero ninguno estuvo de mi lado.

Con su bata blanca, me miró profundamente. Escrutó mi cara, posó sobre mis ojos la luz de su maravillosa linterna.


Yo soy un hombre le aclaré, siempre rondo los grandes santuarios, pero ya acometía al siguiente.

¿Cómo reconocer finalmente la cara terrible,

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaala cara


aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanegra


aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaade la muerte?

sábado, 20 de septiembre de 2008

Got to find some therapy, this treatment takes too long


Un par de perlas, mi amor.






Mon âme voyage sur le parfum comme l'âme des autres hommes sur la musique.

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Iba por esta calle, Los Manzanos o Maimonides, cualquiera de los dos nombres, cuando empecé a reparar en lo grosero del amor de dos personas que se me acercaban. Era horrible verlos y más horrible imaginar cómo se juntaron -qué actos fungieron de llaves seductoras y cómo pasaron tenazmente como expresiones de dulzura o estilo- e insoportable notar, ciertos y bellos, los actos de complicidad que ahora comparten. Todo en pocos segundos, viniendo sobre uno, hasta cruzar junto a ellos y casi sentir el hedor que siempre despide en nuestra ciudad el inexplicable contento.



Es verdaderamente un enigma andar por el mundo y ver tantas cosas. Cosas a izquierda y derecha. ¡Cosas! Cosas sobre la mesa. Cosas contra mi cara. Mis zapadores. Mis nandarinas. Mis brazos. ¡Cosas y cosas y si es de noche también la velada, la doble parte de ellas!



¿Y dónde estoy yo en medio de todo esto, de tantas cosas? ¿Deteniendo el desvarío: qué son mis amantes, pasadas, futuras y prohibidas, en medio de todo esto? ¿Son nuestros encuentros las extrañas pero añorables sesiones de frenético tacto y sosiego que yo recuerdo? ¿Son tan hermosas como las puedo recordar? ¿Cómo son mis besos? ¿Cómo es agredir, cómo acariciar, cómo maldecir y quién lo admira?



A veces pienso que el cariño, si expresión de lo grosero, es mejor vivirlo a puertas cerradas.





Laisse-moi mordre longtemps tes tresses lourdes et noires. Quand je mordille tes cheveux élastiques et rebelles, il me semble que je mange des souvenirs.

Luz artificial

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Si de pronto se descubriese alguno por esta senda andando, se descubriese en ella sin saber que es también suya y la más horrenda, sentiría aquella íntima soledad de los vigías. Admiraría un momento los faroles débiles, los charcos, preferiría esta pobre luz a la penumbra en los rincones. Y si en cambio lo supiese, pues daría lo mismo: ninguna linterna buena o mejor ni todos los neones de la noche iluminarán un corazón intruso que se aventure entre sus iguales.

sábado, 13 de septiembre de 2008

The doppelganger effect (the soothing landscape of square roots)

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Llegará el día en que la gente descubra que esas fotos distorsionadas, esas en que la nariz sale enorme y el craneo en punta, o la frente gigante y la barbilla finita, o los ojos enormes y los dientes cónicos, no sólo no son divertidas ni graciosas, sino que además son tremendamente horribles.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Sosiego

Uno de mis mejores amigos nos dice:

¿No les ha pasado que cuando se masturban, justo después de acabar, por un momento muy corto simplemente les llega al pincho la chica en la que estaban pensando?



Yo lo escucho, incluso sigo la conversación. Después doy la vuelta, noto que ya hace frío. Cruzo la mampara, cruzo la salita y entro a la cocina. Cojo la botella de Coca Cola, la pongo al otro lado el caño. Saco una chela de la refrigeradora. Me apoyo en un mueble. Pienso. Escucho las voces, la canción. Entonces sonrío: me siento identificado.

Voyeur 4 (o tratado del amor por la carne tierna)

Nuevas luces sobre este asunto (¿primeras luces?).

Cuenta la anécdota que era 1989 y la casa de mi nonna y una amiga suya invitada a almorzar. Es mi turno de besarla. Mi mamá:

Flaco, dale un beso a Norita.

Yo:

Yo no beso viejas.

Todo empezó mucho antes de lo que pensaba.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Frase del día (hoy día, otro día)

Estoy esperando que ese huevón se muera para poner un cartel en su tumba: "Se murió por cojudo".

Paso al lado de dos hombres o tres y no me detengo, pero entre mi música lo escucho. Con su casaca que me hace recordar esas horribles casacas members only de mi papá. Con su bigote, su aliento y toda una cantidad de burda determinación:

Estoy esperando que ese huevón se muera para poner un cartel en su tumba: "Se murió por cojudo".

lunes, 1 de septiembre de 2008

Voyeur 3



De mi madre aprendí a querer a la familia bruscamente, como a una maleta llena de regalos, en contra de la opinión de mi padre (más solemne) para quien la familia debe ser querida como a un museo genial.