sábado, 29 de marzo de 2008

Bifurcaciones

Un secreto: si entras a paint y pintas todo el fondo de negro, si tu pantalla está limpia y tienes luz desde atrás, si miras fijamente de frente, puedes fingir un espejo y verte intensamente a los ojos, aun rodeado de gente.

Ayer mientras lo hacía, sentado frente a la computadora y pensando perdídamente, sentí que tenía que mear. Procedí como es usual: empujé con los pies mi silla para atrás, me paré, suspiré, tomé el pasadizo andando con ligereza y agilidad, me lancé sobre la primera puerta del baño, salté contra la segunda, apreté el ceño, giré a la derecha, me dirigí hacia el "meadero", conduje ambas manos hacia la ingle y... descubrí que ya tenía el cierre del pantalón abajo. Qué buena sorpresa: recapitulé y me di cuenta que lo había bajado entre el momento en que me levanté y aquel suspiro.

Las actividades cotidianas, como es ir al baño o también, por ejemplo, ir a la cocina por un vaso de agua, están compuestas de un número normalmente pequeño y discreto de operaciones separadas que nos conducen fuera de nuestra inmovilidad estándar y de regreso a ella, automáticamente y sin aparente riesgo. Comúnmente me parece que las ejecutamos con perfección, desde un programa que tenemos en algun lugar de la cabeza o el corazón. Mas ocurre en ocasiones que olvidamos algunas o, con más frecuencia, que las cambiamos de orden.

Así, por ejemplo, un hombre que atraviesa una avenida de doble sentido, luego de cruzar la vía que va hacia el norte, al detener su carro antes de cruzar la que va hacia el sur en el descanso intermedio, pierde a su mujer porque suelta primero el embrague sin mover la palanca de primera a neutro y su carro sale despedido entre los autos que circulan a toda velocidad.

Y así también, con mucha más dulzura que trivialidad, descubro un invierno mucho años atrás un amor por el chocolate blanco cuando postergo el acto de mirar el empaque del sublime que he escogido hasta mucho después de perder de vista al heladero.

Me gusta pensar que estos errores significan para nosotros bifurcaciones y cambios indelebles. Por supuesto, no he querido pensar nada que explique todo esto. Entiendo que es sólo una de las razones por la que el mundo me resulta profundamente extraño y necesario.

viernes, 28 de marzo de 2008

jueves, 27 de marzo de 2008

Desvarío de tí


Tiene dos ojos profundos e ingenuos, me dije. Te veía parada bajo la luz del foco, mirándome.

Entonces lograste sonreir con la mayor cara de idiotez, la mejor cara de idiotez, y yo pensé que preferiría siempre tus dos ojos aterrados a cualquier mirada contenta.

domingo, 23 de marzo de 2008

Danza Rusa invertida

Hay un instante en el verano, por alcanzar el otoño, cuando el calor deja de ser lo suficientemente generoso para que las parejas se queden abrazadas hasta la noche en la orilla, pero cuando aún alcanza para caminar descalzo con holgura.

Es mi mejor momento, todo mi momento. Entonces voy por la noche hasta la orilla como un animal, entro al agua, entro hasta las canillas y meo la espuma. Mis ojos acaso se voltean, y detrás de mi solamente andan los cangrejos.

Es verdad que podría arrancarme toda vestimenta y bailar calato, como fuera de mí, totalmente libre, bailar toda la noche, mas ocasionalmente sospecho alguna pisada compañera.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Juan (John los sábados), Eduardo, Harold y su loba

Tenía que haber sido la situación más rara en la que me había encontrado. Por la Javier Prado yo, Juan, con Eduardo, íbamos de regreso hacia miraflores en mi auto rojo. Sin que yo entendiera por qué, en el cruce con San Luis se trepó Harold, con lentes oscuros. Estaba vestido con jean, en zapatillas azules, una camiseta roja y traía de la mano una chica de polo "apretao".

Se subió -subióse- y nos saludó amablemente como siempre, familiarmente. La chica me miró por el espejo retrovisor; Eduardo también me miró: ¿qué raro esto no?, con los ojos. Porque aún la subida era normal, pero normal no era jalarlo hasta Navarrete.

Y así cruzamos aquella zona sin ningún deseo de seguir juntos, como dos perros después de su canina diversión. Yo, cantando Depeche Mode; Eduardo, fumando un Lucky; Harold and the loba besándose, alegremente besuqueándose.

(Dulce sensación.)

sábado, 8 de marzo de 2008

Testimonios callejeros de obtención telepática

1

Juzgo a mi ciudad generosa por sus olores.

Escojo un asiento y me suele llegar desde una mujer o del lugar donde debieran estar sus labios un complejo azabache de frutas oscuro y maduro y grueso porque hecho desde esos labios y ovalado porque defensa perfecta, tan denso que se me hace un jarabe– y una triste canción:

lo he pensado cuando te ríes veivi
que la nariz te parece un higo
lo he pensado veivi y a veces me mata
sobre todo los viernes cuando me embriago.

2

No es que me pierda es sólo que hay otro lugar donde a veces llego cuando innovo mis improvisaciones es decir cuando me equivoco y es muy bueno para imitar a Buda y aunque no lo respetes me siento imitando a Buda pero con ojos abiertos

(los árboles son sabios)

Pasa un rato hasta que dejo de sudar entonces me imagino cargando una pila de long-plays y me fijo en las luces

(todavía no llegan las moscas)

O la brisa y su ofensiva de transeúnte invisible

(ya se les oye)

O en los serenazgos que te dicen buenas noches con su traje azul

(soy perfecto e inmóvil)

O en mis uñas que limpio entrañado.

(Nirvana.)

3

Aunque las disfrute de cualquier modo no creo que estas faenas o alguna otra quizá más intensa me dignifique he crecido lo suficiente y puedo desarrollar mi propio credo de perdón y plenitud lo difícil es concebir el sistema que sea original o al menos perfecto pero sé tan poco de verdad es un poco cojudo de mi parte sólo pensarlo.

4

Otra vez siento que el agua me llega pedante y con brío de lluvia ni embotellada ni mineral: en pequeñas hojuelas como enviada desde ayer o mañana sombra (o sembrada) de algunos minutos por demás generosa y seguro muy ida del cielo

Mientras tanto no lo sé será lo próspero de la metáfora pero a veces cuando la marea o la soledad pienso algunas frases– jamás suenan mas afinadas– y sucede que no tengo donde escribirlas

Diría Fernando: Talvez es mejor para ellos porque así no se vuelven ni tuyos ni de Bill Gates.

viernes, 7 de marzo de 2008

La fábrica

Desde un túnel de inventario: la mandrágora, la boca y la salida. Al fondo fuera, las mujeres. Esta población es una ciudad, un callejón entre estas torres que no duerme como la contenta cigarra.

Acá los días no acaban con el sol. Y la primavera no es una mazmorra, pero cuánto lo parece.

Las crías andan rápido y mueren a los pocos años vomitando sangre, sus pulmones llenos de algodón. Yo amo sus bocas por cada palabra que hierve y no vuela en sus comisuras: yo aborrezco sus ojos derramados por los agrios suelos en los que caminan.

Imagino (y dicta la mitología incuestionable) que su lor es un señor muy grande y su nextel.

domingo, 2 de marzo de 2008

We feel you

Hoy me levanté contento. Pensé que era buena idea divertirme con Dave Gahan y sus bailes shakirescos.



Solo me queda agregar que los rusos podrían simplificar su sistema de nombres.