domingo, 23 de marzo de 2008

Danza Rusa invertida

Hay un instante en el verano, por alcanzar el otoño, cuando el calor deja de ser lo suficientemente generoso para que las parejas se queden abrazadas hasta la noche en la orilla, pero cuando aún alcanza para caminar descalzo con holgura.

Es mi mejor momento, todo mi momento. Entonces voy por la noche hasta la orilla como un animal, entro al agua, entro hasta las canillas y meo la espuma. Mis ojos acaso se voltean, y detrás de mi solamente andan los cangrejos.

Es verdad que podría arrancarme toda vestimenta y bailar calato, como fuera de mí, totalmente libre, bailar toda la noche, mas ocasionalmente sospecho alguna pisada compañera.

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