miércoles, 16 de abril de 2008

Un supuesto lunático afligido se cruza con un limeño en tal playa desierta

No te lo digo por aguafiestas: la generosidad está acabada en nuestro tiempo. Yo he caminado un largo sendero hasta los puertos, entre canales, por pequeños bares apestando de putas y marinos
solitarios. En todas partes hallé


lo mismo.


No quiero destruir tus esperanzas: pero los buenos hombres me escupieron, despreciaron mi vestido avejentado, mis mejillas coloreadas para el frío.

Yo tan solo quisiera ser un hombre razonable, vivir frente a la playa, ser dueño de un barco hecho de higuera (¡ser el primer fenicio del pacífico!).

Yo tan solo quisiera hallar una mujer que se me entregue ciegamente como una polilla cuando ingresa en un huracán.

No hay comentarios: