viernes, 25 de julio de 2008

"No quiero ser feliz con permiso de la policía"

Caminaba a mi casa y perpendicularmente, saliendo de un parque y cruzando la vereda, apareció este hombre bajo y grueso con un trapo rojo en la mano. Junto a él, un labrador y uno de esos perros más pequeños cuyo nombre nunca sé. Llegaron a la pista y el hombre extendió la mano izquierda, abriendo la palma y girando la muñeca sobre el eje del brazo: la señal de alto. Ambos perros se detuvieron y no volvieron a moverse un centímetro hasta que pasó el auto y el hombre terminó la señal. Luego continuaron en perfecta coordinción, detrás de él con una serenidad increible.

Odio a los perros entrenados.

Lo ideal seríaa un perro imbécil (un perro de mierda). Uno que se cague esporádicamente, desordenado e ingenioso. Uno que sea lo suficientemente cándido para que siempra exista el riesgo de que muera atropellado. Uno que nunca pierda el rencor y que persista en el resentimiento de saber que su vida nos es un juego, presto a traicionar.

Prefiero a los perros que parecen hombres.

No hay comentarios: