Quien más profundo nos observa, ríe con nosotros. Nuestro humor crece como desde un abismo, impecable hasta esa persona. La distancia entre el resquebrajo y la risa es aparente. Una sonrisa es sólo la forma como rodeamos el abismo, que somos incapaces de distinguir. Esa persona que ríe con nosotros es la única que lo advierte y por eso tienta alejarnos de él. Poco dependerá de nosotros arrastrarla o no en el momento que finalmente resbalemos.
martes, 18 de noviembre de 2008
Independencia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario