domingo, 23 de noviembre de 2008

Si entonces cierta holgura persiste entre las piernas





Una mujer para besarla por la mañana, haga calor o tiniebla. Un hijo, para enseñarle la diferencia entre unas casino de vainilla y unas de menta. La libertad para mover mis manos por el aire. Hablar. Después hablar un poco más. Escribir toda una tarde dentro de una camisa blanca. Una camisa de lino. Una cerveza. La sinvergüenza que a los 23 todavía no tengo para comprarle condones a la chica del grifo. Una segunda mujer, es decir por segunda vez la misma mujer, con labios gruesos. Un par de zapatillas blancas. Un ministerio, un programa de televisión, una piscina.








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