miércoles, 4 de marzo de 2009

Desnudar la estatua








Es posible trazar perfiles con negaciones. A veces me parece mucho más cierto describir a alguien por lo que no es. Distinto a como se ensamblan los Legos a los 7 años, distinto a como se tornea la arcilla en esa escena de Ghost, le damos forma a un boceto nuestro de aquella identidad. Como pelando una cebolla, selectivamente, eligiendo las secciones a retirar, podemos delinear sus rasgos tratando de arrancar elementos que no comparten con el resto. Limitados por un mismo molde bruto (y por la percepción heterogénea de este molde, tan disímil de persona en persona) el resultado es espantosamente ambiguo, subjetivo al punto que no pueden de él asumirse juicios cualesquiera. También es muchísimo menos práctico y, sin embargo, ocurre que a veces no tenemos otra opción.

Por ejemplo:

- Me encanta.

- ¿Cómo es?

- No sé... Es increíble... es que en verdad no la conozco tanto... no la entiendo mucho. Pero no habla huevadas. No mira a los ojos. No tiene facebook ni messenger, no le gustan esas cosas. No tiene tetas. No dice nada. No sé qué estudia. No le gusta chupar. Tampoco se dónde vive. Nunca ha estado con nadie. Ni tiene DNI. Nunca le he hablado... pero es demasiado... ¡me encanta!







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